La Curcumina… tú mejor aliado para la salud.
Este condimento milenario es conocido por sus muchas propiedades medicinales. La cúrcuma (Curcuma longa) se obtiene de la raíz de una planta herbácea de la familia de las zingiberáceas, nativa de la India.
Los compuestos más importantes del rizoma de la cúrcuma son los curcuminoides, que incluyen la curcumina, la demetoxicurcumina y la bisdemetoxicurcumina, con grandes propiedades medicinales. También contiene aceites volátiles, como turmerona, atlantona y zingibereno, así como azúcares, proteínas y resinas. Y otros componentes como vitaminas C, E y K, niacina, fibra dietética, sodio, calcio, potasio, cobre, magnesio, hierro y zinc. Como resultado, la cúrcuma es una de las especias con más beneficios para la salud.
Un gran efecto antiinflamatorio
El poder antiinflamatorio de la curcumina es una de las cualidades más conocidas de la cúrcuma. Sus efectos se han comparado con otros medicamentos específicos, obteniendo resultados similares, pero sin generar apenas toxicidad, por lo que su uso reduce casi totalmente los efectos secundarios de los fármacos.
Así, la cúrcuma está indicada en trastornos inflamatorios, como artritis, síndrome del colon irritable, enfermedad de Crohn, colitis ulcerosa, enfermedades del intestino, trastornos menstruales…
Tiene efectos anticancerígenos
La curcumina y los betacarotenos son dos de los diez componentes protectores del cáncer que contiene la cúrcuma. Entre ellos se cuentan el cáncer de mama, de piel, de colon y de duodeno. Además, la cúrcuma mejora la resistencia del organismo ante tratamientos agresivos como la quimioterapia.
Ayuda a los trastornos digestivos
Las propiedades antiinflamatorias de la curcumina la convierten en un remedio natural eficaz para tratar trastornos digestivos y mitigar el malestar estomacal. La cúrcuma está recomendada para aliviar los dolores de estómago, prevenir la acidez, mejorar los casos de dispepsia, evitar los cólicos intestinales y mejorar la digestión, ya que alivia los gases y la hinchazón. También estimula la secreción de bilis, lo que favorece el buen funcionamiento del hígado y del páncreas.
Un depurativo hepático
Al aumentar la producción de bilis, la cúrcuma se convierte en un tónico natural para depurar el hígado y la vesícula biliar: contribuye a la eliminación de piedras de la vesícula y favorece el drenaje hepático. Las propiedades antiinflamatorias de la curcumina, hacen a la cúrcuma un remedio recomendable en los casos de trastornos de la vesícula, cirrosis hepática e ictericia.
Favorece el sistema cardiovascular
La cúrcuma favorece la circulación, por lo que se le otorgan propiedades cardioprotectoras: ayuda a reducir el nivel de colesterol “malo” (LDL) y los triglicéridos. Es, además, una buena opción para condimentar los platos como sustitutivo de la sal, cosa que favorece también a la circulación y al sistema cardiovascular.
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